25 años
de amor, alegría y pasión
La Vanille de Rose encarna sobre todo una historia de pasión compartida por entusiastas enamorados de esta gran isla y asombrados por este oro negro excepcional que es único en ella.
Establecidos en Madagascar desde hace varios años, nuestro compromiso adquirió una nueva dimensión a partir de 1998, cuando decidimos compartir la preciosa Orquídea con todo el mundo. Hoy en día, somos dueños de todas las etapas del procesamiento (desde el cultivo hasta la cosecha, pasando por el envasado, el almacenamiento y la exportación), impulsados por el deseo de dar a nuestra actividad un impacto positivo tanto ambiental como social.
De Sambava a Antalaha
La preciosa vainilla llegó a Nosy Be, una encantadora isla situada en el norte de Madagascar, llevada por las hábiles manos de los plantadores de la Reunión durante la década de 1880. Desde entonces, ha ido extendiendo su huella hacia los rincones orientales de la isla, donde el clima concuerda armoniosamente con el de sus orígenes. Las delicadas orquídeas de vainilla, en busca de un clima tropical, encuentran su plenitud bajo las caricias de aproximadamente 2500 mm de precipitaciones anuales, en temperaturas suaves que oscilan entre 20 y 30° C. Etiquetada “Bourbon” desde 1964, la vainilla de Madagascar muestra con orgullo este nombre. Es en la región del “triángulo de las orquídeas”, también llamada “ SAVA ” en honor a las principales ciudades productoras – Sambava, Antalaha, Vohemar y Andapa – donde el cultivo de la vainilla ha florecido. Este lugar bendecido con elementos climáticos favorables resulta ser la tierra prometida por excelencia para el óptimo crecimiento de la aromática liana. Allí, los productores, armados de experiencia, inician una cuidadosa danza con el tiempo, porque el camino hacia la vainilla de calidad requiere una duración importante. Se necesitan de tres a cuatro años para que florezcan las primeras flores después de la siembra, seguidos de intensas semanas de polinización manual. Luego hay que esperar nueve meses para que madure el fruto, y un mínimo de seis meses adicionales para completar la transformación de la vainilla. Este último paso, que incluye escaldar, cocer al vapor, secar y refinar, es de crucial importancia. En cada etapa de este meticuloso y laborioso proceso, se requiere una atención sostenida para obtener la quintaesencia de la vainilla, esta preciada perla negra.